He entrado en la literatura escribiendo libros para decir que no podía escribir absolutamente
1. nada; cuando tenia algo que decir o escribir, mi pensamiento era lo que más se negaba. Nunca
tenía ideas, y dos o tres pequeños libros de setenta páginas cada uno giran sobre esta ausencia
profunda, inveterada, endémica, de toda idea.
1.
ni la posibilidad,
yo no sabía exactamente qué era,
y no experimentaba la necesidad de pensarlo;
eran palabras
inventadas para definir cosas
que existían
o no existían
frente a
la urgencia apremiante
de una necesidad:
la de suprimir la idea,
la idea y su mito
y de hacer reinar en su lugar
la manifestación trotante
de esta explosiva necesidad:
dilatar el cuerpo de mi noche interna,
de la nada interna
de mi yo
que es noche
nada,
irreflexión,
pero que es explosiva afirmación
de que hay
algo
a lo cual puede ceder lugar:
mi cuerpo.
1.
y estaba allí desde siempre
¿Comía yo?
No
pero cuando tenía hambre yo retrocedía con mi cuerpo
[y no me comía a mí mismo
pero todo esto se ha corrompido
una operación insólita se efectuaba
yo no estaba enfermo
yo reconquistaba la salud
siempre por un retorno hacia atrás del cuerpo
mi cuerpo me traicionó
él no me conocía bien aún
comer es llevar adelante aquello que debe quedar atrás
¿Dormía yo?
No, no dormía
hay que ser casto para saber no comer
Abrir la boca, es ofrecerse a las miasmas
Entonces ¡nada de boca!
Nada de boca
nada de lengua
nada de dientes
nada de laringe
nada de esófago
nada de estómago
nada vientre
nada de ano
Yo reconstruiré al hombre que soy
(Antonin Artaud)
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